Las escuelas de la ópera italiana

La consolidación de la ópera italiana no fue casual y se debió al desarrollo que mantuvo en el territorio de toda la península. La ópera florentina no fue la misma que la del resto de Italia, sino que desde Florencia se influyó a toda la península en establecer a la ópera como una manifestación artística profunda de las clases altas.

Sin embargo, las escuelas de la ópera italiana que se desarrollaron desde el siglo XVII fueron principalmente tres: la romana, la napolitana y la veneciana.

Escuela romana

En Roma, la influencia papal hizo acelerar el desarrollo de una escuela romana de ópera. Uno de los primeros libretistas destacados fue Giulio Rospigliosi que tiempo después fue el papa Clemente IX. Estos fueron los primeros vínculos entre Iglesia y ópera, que se mantuvieron por siglos.

Poco tiempo después, surgieron grandes compositores que aún se escuchan, como Stefano Landi o Michelangelo Rossi. Sin embargo, los temas cristianos se mantuvieron presentes hasta pasado el siglo XVII. Técnicamente hablando, la escuela romana logró desarrollar una entonación distinta, más cercana a la voz natural hablada, por lo que se pudo adaptar a los diferentes momentos y escenas de la ópera. Fue una escuela mucho más efusiva.

Escuela napolitana

Desde el siglo XVI, en Nápoles, al sur de Italia, ya comenzaron las primeras manifestaciones musicales autóctonas, que fueron derivando en una música académica consolidada que se insertó en el mundo de la ópera, que tardó en ser conocida hasta el siglo XVIII, ya con un modelo más trivial y jocoso, como la ópera bufa. Sin embargo, en el siglo XVII toda la escuela napolitana fue recibiendo la influencia de la florentina y así, acogiendo a la ópera gradualmente en su seno, hasta acabarla reformando.

Escuela veneciana

Junto con Roma, Venecia fue la otra gran capital de la ópera en el siglo XVII. Esto se debió a la apertura del primer teatro de la ópera de carácter público, el San Cassiano, en 1637. Desde entonces, la ópera dejó de ser solo música académica para pasar a entretener al vulgo. Es por eso que la escuela veneciana se enfocó principalmente en una ópera de comedia y jocosa, aunque también con mucha influencia de la épica de la Antigua roma y de los nobles venecianos. Entre los creadores más destacados estuvo Claudio Monteverdi.